Llega un punto en casi todas las temporadas regulares
en que hay muchos equipos que ya no se están jugando nada excepto la honra de
seguir ganando partidos o de subir uno o dos puestos en la clasificación aunque
sin relevancia real. Esta motivación puede ser suficiente para la mayoría de
deportistas, normalmente los más profesionales, aunque es comprensible que haya
una pérdida de tensión competitiva en éstas
situaciones. No disputar cada balón como si fuera el último, esforzarse aunque
sin llegar al límite de tus fuerzas… es algo habitual cuando ya has
cumplido tus objetivos y no es posible conseguir un objetivo
superior de forma matemática.
Se podría decir que es una situación a la que se ha
enfrentado por ejemplo el Bayern Múnich de
Guardiola en los últimos años. Campeón a falta de 7 jornadas para el final, era
normal pensar que en las 7 jornadas restantes el equipo perdiera competitividad
puesto que todos los objetivos en esa competición estaban cumplidos (tan sólo
quedaba la motivación de ganar la liga sin perder ningún partido y algún otro
tipo de récord), y así se demostró jornadas después puesto que desde la
victoria contra el Hertha de Berlín por 1-3 donde se consiguió la Bundesliga,
el Bayern disputó 4 partidos de los que sólo ganó 1, perdiendo 2 de ellos (algo que no había
pasado en todo el año) incluyendo una sonrojante derrota en casa contra el
Borussia Dortmund.
Por esta misma situación (aunque con matices debido a la confirmación de la marcha de su entrenador) ha pasado la UD Las Palmas ésta misma temporada. Equipo revelación en la 1ª vuelta de la liga, con un fútbol divertido y alegre, que ganando o perdiendo daba gusto ver, ha realizado una 2ª vuelta de campeonato muy por debajo de lo que se esperaba. Incluso con los refuerzos del mercado invernal, el nivel del equipo ha caído muy por debajo de lo que se pensaba, siendo uno de los elementos importantes la falta de motivación por un objetivo concreto, aunque ya se sabe que hay muchas más variantes en este caso.
Ésta situación es extrapolable a un equipo que se
sitúa en mitad de tabla y que a falta de pocos partidos sabe que no puede
descender de categoría ni disputar playoff de ascenso, o un equipo que ya ha
alcanzado su objetivo de situarse en puestos de disputar una copa el año
siguiente…. situaciones donde lo único que se juega es el honor de ganar o no
los partidos restantes.
¿Cómo podemos hacer que el equipo se mantenga lo más
centrado posible en los partidos restantes intentando no desvirtuar la
competición?
1. Una de las maneras habituales que buscan todos los
entrenadores es utilizar a jugadores que no han sido titulares en
casi toda la temporada o jugadores jóvenes de la cantera que
busquen destacar en estos partidos para hacerse un hueco en el equipo de cara a
la próxima temporada. Esto se debe a que estos jugadores pueden mantener el
nivel de motivación o de intensidad ya que ellos lo ven como una oportunidad de
destacar para conseguir un puesto el año que siguiente o incluso buscar un
traspaso a otro equipo.
2. Intentando buscar retos de equipo. Por
ejemplo en este ejemplo que he puesto del Bayern, en Alemania se hablaba de que
querían conseguir mantenerse invictos toda la temporada, y aunque al final no
lo hayan conseguido me parece que es un buen ejemplo de buscar un reto que
mantenga la motivación de los jugadores. Otro ejemplo podría ser conseguir
superar la puntuación de años anteriores, ayudar a algún jugador del
equipo a conseguir un premio individual como puede ser el máximo goleador o el
portero menos goleado…. Incluso conseguir ganar a un equipo al que nunca se le
haya ganado o ganar esos partidos llamados de máxima rivalidad (derbys) donde
la afición jugará un papel muy importante.
3. Establecimiento de objetivos
individuales o el cambio de estos objetivos si ya se había
realizado un establecimiento de objetivos. Ya he hablado en entradas previas de
lo importante que es un establecimiento de objetivos en la temporada de un
deportista ya que:
· Mantiene
la atención en aquello que queremos conseguir.
· Puedes llevarlo a cabo
con algún aspecto concreto y específico.
· Expresar públicamente
los compromisos fijados. Importantísimo. Los objetivos se pondrán a la vista de
cualquier componente del equipo para que todos puedan
valorar el grado de implicación con el objetivo que está
demostrando cada deportista.
· Que el deportista
pueda controlar personalmente su evolución en el logro de los objetivos,
proporcionándole medios evaluativos e incluso ir actualizando
estos objetivos si los va cumpliendo.
· Otro aspecto
importante es que el deportista firme esos objetivos individuales que se ha
puesto, ya que eso demuestra que está
conforme y que ha sido él mismo quien se ha puesto esos objetivos y no otra
persona.
Por tanto llegados a este punto donde se han
conseguido los objetivos que se había establecido el equipo y donde aún quedan
partidos por disputar lo que vamos a intentar va a ser un cambio en estos objetivos, sobre todo los individuales.
·
Se debe diferenciar entre los Objetivos de Resultado que
se refieren a los logros deportivos que pretende alcanzar (y que en este caso
ya hemos alcanzado) como ganar campeonatos, conseguir un puesto determinado…
·
Y los Objetivos de Ejecución, que
incluyen el trabajo que deben hacer a nivel físico, técnico, estratégico,
psicológico, etc., para poder lograr tales resultados.
La percepción del control de los objetivos de
ejecución, reforzará nuestra autoconfianza,
potenciará nuestra motivación y
nos ayudará a generar paulatinamente una mayor concentración.
Está claro que nuestra intención deberá ser la de
cuidar estrechamente la consecución de los objetivos de ejecución, ya que eso
nos dará una mayor probabilidad de conseguir los objetivos de resultado y
además mantiene la atención del deportista en una tarea específica sin tener en
cuenta el resultado de la acción.
Un ejemplo clásico al preguntar por objetivos es que
te digan: "Yo quiero marcar 2 goles" o "Quiero meter 13
puntos". Eso sería un objetivo de resultado. En cambio lo que se suele
hacer en casos así sería: "Vale, tu quieres conseguir eso,
¿pero que vas a hacer para conseguirlo? ¿Qué acciones vas a llevar a cabo o en
cuáles debes mejorar o concentrarte para llegar a ese objetivo?".
En este caso estamos preguntándole por objetivos de ejecución.
En este caso la respuesta podría ser: " Voy a concentrarme en hacer una
presión más intensa en la salida de balón de sus centrales" o "Voy a
intentar concentrarme en los rebotes defensivos porque eso permitirá al equipo
robar más balones y así podré meter más puntos".
La concentración es, principalmente y a nivel
práctico, producto del manejo de dos variables: la atención y el nivel de
activación. Cuando un jugador se concentra en la acción que va a ejecutar, hace
que su atención se centre exclusivamente en los estímulos que son relevantes
para esta tarea.
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