Parece que últimamente los campos de fútbol en partidos de
fútbol base, o sea, ese fútbol de formación que sirve a los niños y no tan
niños para educarse y aprender, aprender tanto aspectos deportivos y
futbolísticos como aspectos educativos como respeto por el rival, asumir
victorias y derrotas, vivir nuevas experiencias…. Se está llenando de episodios
lamentables tanto dentro del campo como fuera de él.
Episodios como los vividos en la pelea de padres en
Mallorca, episodios como el de esta misma semana donde tras un roce entre dos
jugadores, alguien del público se acaba metiendo de por medio y el jugador
implicado responde haciendo que se desencadene otra batalla en la grada…. Lo
que está claro es que se trata de un tema
educativo, del cual gran parte de culpa la tienen los padres. Sí, los
padres.
Y es que cuando un niño se inicia a jugar a fútbol, los elementos de influencia de los cuáles
más van a copiar van a ser sus padres y su entrenador, tanto por cercanía
como por ser figuras de respeto y ejemplos a seguir.
Los padres tienen que entender que la competición de por sí es un elemento que provoca estrés y su cometido es no aumentar más ese estrés natural,
porque entonces se generaría un estrés negativo y, por tanto, perjudicial para
los/as niños/as. No sólo eso, si no que su
comportamiento en la grada debe ser un ejemplo para su hijo, buscando
incluso la manera de convertir un evento negativo (una derrota, una ocasión
fallada, un error que cuesta un gol, decisiones arbitrales erróneas que cuestan
derrotas…) en una manera de aprender, dándole un enfoque positivo y
convirtiéndolo en una experiencia de cara al futuro que le ayude para su vida
como jugador y como persona.
Lo que está pasando es que lo que sale a la luz son aquellos
que llaman la atención, aquellos “padres” que se consideran más inteligentes
que los entrenadores o al menos con más conocimiento o capacidad para dirigir
la carrera de su hijo. Aquí podemos ver algunas de sus características:
• Son
aquellos padres que permanecen durante todo el partido como si estuvieran en
las gradas de un estadio de Primera División como hinchas apasionados.
Insultos al árbitro cuando se equivoca (árbitro que suele ser un adolescente
que podría ser su propio hijo), menosprecia e insulta al equipo rival, e
incluso al entrenador y jugadores de su propio equipo….
• Son
padres empeñados en ayudar a su hijo transmitiendo toda su experiencia del
fútbol con el objetivo de llegar a ser un gran jugador. Se comportan como
si fueran entrenadores. Aprovechan todo momento para dar instrucciones a sus
hijos durante el partido o fuera de él. Incluso dan consejos a los otros
jugadores también. Muchos de estos consejos, como es natural, no coinciden con
los que reciben sus hijos por parte del entrenador y se produce un bloqueo importante
porque no sabe a quién de los dos debe hacer caso y el niño desea complacer a
los dos. No sólo eso, si no que presionará a su hijo para y se enfadará con él
cuando no consigue las metas que el como padre le había puesto.
• La
primera pregunta de estos padres si no pueden ir a ver un partido será “¿Cómo habéis quedado? ¿Marcaste gol?”
porque a él sólo le importa el resultado y si su hijo a triunfado o no en ese
partido. No le importa si su hijo se lo ha pasado bien, si ha aprendido algo
nuevo…
• Es
bastante frecuente verlos hablar con los otros padres o directivos sobre temas
referentes a la organización y desarrollo del equipo en momentos que no son los
más adecuados y delante de jugadores del equipo donde juega su hijo. Esto hace
mucho daño al equipo y a los hijos.
• Ellos piensan que no hacen nada malo,
de hecho, piensan que son los únicos que entienden la situación.
• A
raíz de esto último, no valora las
consecuencias de su comportamiento, no valora si está haciendo el ridículo,
avergonzando a su hijo, si es un mal modelo de conducta…. Son auténticas bombas
a punto de explotar en cada partido.
• Este
tipo de padres es conveniente que
desaparezcan de la entidad cuanto antes porque hacen mucho daño. Hay dos
formas de hacerlo, ganándotelo para tu bando, es decir, convenciéndole de que
se está equivocando con su actitud, o apartándolo definitivamente si no está
dispuesto a realizar ese cambio por su hijo.
Lo que
los padres deberían hacer:
• Procurar
divertirse viendo jugar a sus hijos un partido.
• Estar contentos de que sus hijos/as estén
enganchados a un deporte, por los beneficios que les puede proporcionar.
• Ser
conscientes que su comportamiento en la grada es muy importante para la
formación de sus hijos/as, porque ellos observan cómo actúan sus padres y
probablemente ese será su estilo de comportamiento en el futuro (los padres son
modelos de aprendizaje para los/as niños7as).
• Saber
que el partido es de su hijo/a, y no de ellos.
• Los
partidos y los entrenamientos pertenecen exclusivamente a los jugadores y a los
entrenadores.
• Saber
que deben ser un ejemplo de comportamiento con los árbitros, jugadores
del otro equipo, entrenadores y público.
Por tanto, queda claro que los comportamientos que estamos
viendo últimamente en los medios no son los deseables y deberíamos acabar con
ellos. También quiero mencionar una cosa importante: creo que realmente la
mayoría de padres de niños deportistas son esos padres realmente útiles que
se preocupan de la educación de su hijo y de si está aprendiendo cosas nuevas y
pasándoselo bien, aunque como esto no suele llamar la atención, no suele salir
en los medios y sí en cambio los 4 energúmenos de turno.
Pongamos también de vez en cuando en los medios a padres que
realmente saben hacer las cosas bien para dar ejemplo a los demás y no tanto a
los que no hacen bien las cosas. Centrémonos en lo positivo y no tanto en lo
negativo.
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