miércoles, 29 de marzo de 2017

La importancia de los padres para un hijo deportista.

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Parece que últimamente los campos de fútbol en partidos de fútbol base, o sea, ese fútbol de formación que sirve a los niños y no tan niños para educarse y aprender, aprender tanto aspectos deportivos y futbolísticos como aspectos educativos como respeto por el rival, asumir victorias y derrotas, vivir nuevas experiencias…. Se está llenando de episodios lamentables tanto dentro del campo como fuera de él.

Episodios como los vividos en la pelea de padres en Mallorca, episodios como el de esta misma semana donde tras un roce entre dos jugadores, alguien del público se acaba metiendo de por medio y el jugador implicado responde haciendo que se desencadene otra batalla en la grada…. Lo que está claro es que se trata de un tema educativo, del cual gran parte de culpa la tienen los padres. Sí, los padres.

Y es que cuando un niño se inicia a jugar a fútbol, los elementos de influencia de los cuáles más van a copiar van a ser sus padres y su entrenador, tanto por cercanía como por ser figuras de respeto y ejemplos a seguir.



Los padres tienen que entender que la competición de por sí es un elemento que provoca estrés y su cometido es no aumentar más ese estrés natural, porque entonces se generaría un estrés negativo y, por tanto, perjudicial para los/as niños/as. No sólo eso, si no que su comportamiento en la grada debe ser un ejemplo para su hijo, buscando incluso la manera de convertir un evento negativo (una derrota, una ocasión fallada, un error que cuesta un gol, decisiones arbitrales erróneas que cuestan derrotas…) en una manera de aprender, dándole un enfoque positivo y convirtiéndolo en una experiencia de cara al futuro que le ayude para su vida como jugador y como persona.

Lo que está pasando es que lo que sale a la luz son aquellos que llaman la atención, aquellos “padres” que se consideran más inteligentes que los entrenadores o al menos con más conocimiento o capacidad para dirigir la carrera de su hijo. Aquí podemos ver algunas de sus características:

       Son aquellos padres que permanecen durante todo el partido como si estuvieran en las gradas de un estadio de Primera División como hinchas apasionados. Insultos al árbitro cuando se equivoca (árbitro que suele ser un adolescente que podría ser su propio hijo), menosprecia e insulta al equipo rival, e incluso al entrenador y jugadores de su propio equipo….

       Son padres empeñados en ayudar a su hijo transmitiendo toda su experiencia del fútbol con el objetivo de llegar a ser un gran jugador. Se comportan como si fueran entrenadores. Aprovechan todo momento para dar instrucciones a sus hijos durante el partido o fuera de él. Incluso dan consejos a los otros jugadores también. Muchos de estos consejos, como es natural, no coinciden con los que reciben sus hijos por parte del entrenador y se produce un bloqueo importante porque no sabe a quién de los dos debe hacer caso y el niño desea complacer a los dos. No sólo eso, si no que presionará a su hijo para y se enfadará con él cuando no consigue las metas que el como padre le había puesto.

       La primera pregunta de estos padres si no pueden ir a ver un partido será “¿Cómo habéis quedado? ¿Marcaste gol?” porque a él sólo le importa el resultado y si su hijo a triunfado o no en ese partido. No le importa si su hijo se lo ha pasado bien, si ha aprendido algo nuevo…

       Es bastante frecuente verlos hablar con los otros padres o directivos sobre temas referentes a la organización y desarrollo del equipo en momentos que no son los más adecuados y delante de jugadores del equipo donde juega su hijo. Esto hace mucho daño al equipo y a los hijos.

       Ellos piensan que no hacen nada malo, de hecho, piensan que son los únicos que entienden la situación.

       A raíz de esto último, no valora las consecuencias de su comportamiento, no valora si está haciendo el ridículo, avergonzando a su hijo, si es un mal modelo de conducta…. Son auténticas bombas a punto de explotar en cada partido.

       Este tipo de padres es conveniente que desaparezcan de la entidad cuanto antes porque hacen mucho daño. Hay dos formas de hacerlo, ganándotelo para tu bando, es decir, convenciéndole de que se está equivocando con su actitud, o apartándolo definitivamente si no está dispuesto a realizar ese cambio por su hijo. 

  Lo que los padres deberían hacer:

       Procurar divertirse viendo jugar a sus hijos un partido.
       Estar contentos de que sus hijos/as estén enganchados a un deporte, por los beneficios que les puede proporcionar.
       Ser conscientes que su comportamiento en la grada es muy importante para la formación de sus hijos/as, porque ellos observan cómo actúan sus padres y probablemente ese será su estilo de comportamiento en el futuro (los padres son modelos de aprendizaje para los/as niños7as).
       Saber que el partido es de su hijo/a, y no de ellos.
       Los partidos y los entrenamientos pertenecen exclusivamente a los jugadores y a los entrenadores.
       Saber que deben ser un ejemplo de comportamiento con los árbitros, jugadores del otro equipo, entrenadores y público.

Por tanto, queda claro que los comportamientos que estamos viendo últimamente en los medios no son los deseables y deberíamos acabar con ellos. También quiero mencionar una cosa importante: creo que realmente la mayoría de padres de niños deportistas son esos padres realmente útiles que se preocupan de la educación de su hijo y de si está aprendiendo cosas nuevas y pasándoselo bien, aunque como esto no suele llamar la atención, no suele salir en los medios y sí en cambio los 4 energúmenos de turno.


Pongamos también de vez en cuando en los medios a padres que realmente saben hacer las cosas bien para dar ejemplo a los demás y no tanto a los que no hacen bien las cosas. Centrémonos en lo positivo y no tanto en lo negativo.

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