Hoy vamos a hablar del miedo, miedo ya no sólo en el
deporte si no en la vida en general. Aunque los ejemplos tengan relación con el
deporte, se puede aplicar a cualquier situación de nuestra vida en la que nos
invada el miedo y creamos que tenemos poco que ganar y mucho que perder.
Vamos a ir paso a paso:
Hacer especial una
situación es la peor forma de afrontarla.
Pensar que lo que haces habitualmente no te va a
llegar para cumplir tu objetivo no te beneficia de ninguna manera. Primero
porque siembras la duda en tus capacidades y segundo porque hacer de forma
diferente algo que tienes entrenado de una manera determinada sin haberlo
ensayado antes tiene poca
probabilidad de salir bien.
Si siempre llevamos a cabo una rutina previa a un
partido, a una carrera, a un lanzamiento... ¿Porque la cambiamos para
determinado partido "porque es un derby", o ante una determinada
carrera "porque es la más importante del año" si lo que hemos hecho
hasta ahora nos ha ido perfectamente?
El hecho de considerar una situación como mas difícil
o mas especial que las anteriores cuando está claro que es igual es un error de
principiante, y como es más difícil debemos hacer algo diferente, algo más de
lo habitual.
Justo antes de
competir repítete a ti mismo: "voy a hacer exactamente lo mismo que he
hecho miles de veces en el entrenamiento". Ya que os
voy a decir una cosa: para ser capaz de dominar plenamente algo, es necesario
dedicarle al menos 10.000 horas de práctica. ¡10.000 horas! Por eso que cuando tenemos interiorizada una manera de trabajar, un
gesto técnico... Resulta tan difícil "desaprenderlo" para empezar a
hacerlo de otra manera.
Tener miedo ante una situación de alta presión es
normal, pero eso es debido a que no afrontamos la situación de la forma
correcta. Es igual el disparo número 50 que el disparo numero 2 o el disparo
numero 100. Es igual el primer penalty que el segundo.
Pero aun así hay métodos
que aportan un plus de seguridad y confianza. No hay nada que de más confianza
que haber vivido algo y haberlo hecho bien. De ahí que apareciese la visualización.
Comprobar una y otra vez que la estrategia a seguir esta clara en la imaginación
nos otorga una seguridad extra que no podemos desechar.
El miedo se debe en muchas ocasiones a creencias que
tiene el deportista. ¿Qué es una
creencia? Un juicio de
verdad. Una opinión que emito porque estoy convencido de que es verdad.
Si hablásemos de mi perra, decir: "es la mejor
perra del mundo" es porque realmente creo que entre todas las perras del
mundo, la mía es la mejor.
Eso no es una creencia negativa, creo que mi perra es la
mejor del mundo, esto no me va a ocasionar problemas.
El problema llega cuando creemos que una persona es
la única persona del mundo que nos puede hacer felices, por ejemplo. Si esa
persona no quisiese mantener una relación estarías condenado a ser un
desgraciado. En lugar de creer eso, debería creer que es una de las personas o
de las pocas personas que me pueden hacer feliz.
Esta es una creencia
rígida y limitante ("solo esa persona puede hacerme feliz"). Rígida
porque no se adapta a una realidad cambiante y limitante porque nos genera
expectativas negativas sobre la acción.
Cuantas más cosas
sagradas tengas en la vida, menos posibilidades tendrás de ser feliz. Ya que
las cosas no son como Dios manda, las cosas son como son.... ¡Son como son! No
aceptar esto dificulta la adaptación a la realidad.
Toda creencia que
empieza por "todo", "nada", "siempre" o
"nunca" tiene que ser cambiada, en vez de creer que solo una persona
puede hacerme feliz, se trata de pensar que hay unas pocas.
Y la presión. Aquella que
diferencia a los grandes deportistas de las leyendas en los momentos cruciales.
Soportar la dificultad que implica combinar tareas diferentes sin demorarse ni
un instante. Para poder con todo el deportista necesitara practica, método y
una fuerte dosis de autocontrol. Si ante el primer error que se cometa se viene
abajo, el desastre puede ser monumental. Al principio sufrirá, pero solamente
cuando sufra mejorara su capacidad para tolerar volúmenes bestiales de trabajo.
Y tolerar el estrés. A pesar de todo lo anterior, debe seguir pendiente de lo
que toca en cada momento. Centrarse en aquello que depende solo de sí mismo y
en aquello que le sirve para hacer bien su trabajo, controlar lo controlable.
El problema no consiste en ponerse nervioso ya que
todo el mundo se pone nervioso ante una situación crítica, sobre todo cuando te
estás jugando demasiado como para que no te importe el desenlace. El
problema reside en aquellos cambios que realizamos por culpa de ponernos
nerviosos. Estos cambios son los responsables de las derrotas y no los
nervios.
En este caso es bueno analizar con el deportista
cuales son los cambios que realiza en su manera de competir cuando se pone
nervioso.
Una vez que sabes lo que cambias bajo presión, ya tienes
hecho medio camino, ahora solo queda aprender a jugar bajo presión igual que lo
haces normalmente. El mero hecho de tomar conciencia
de estos cambios que realizas ya te va a ayudar a competir de otra manera.
Aunque el hecho de introducir algún estimulo externo
que le ayude a recordar lo que debe de hacer nos puede ayudar a que recuerde
que no debe cambiar nada bajo presión.
Una señal que no
moleste a la hora de competir pero que sea fácilmente visible para el pero
discreta ante los demás. Yo en este caso he pintado puntos en manos de los
jugadores, una frase en su palma, un color diferente de tapón en la botella de
agua de un portero...
Cuando creemos que
tenemos más que perder que ganar percibimos amenaza, miedo y ansiedad. Cuando
pensamos que tenemos más que ganar que perder lo percibimos como reto, motivación
y ganas.
El truco esta en
enfocar la competición de tal manera que, con independencia de lo que esté en
juego, se perciban más posibilidades que limitaciones.
* Gracias a Pep Marí y su libro "Aprender de los campeones" por haberme dado ideas para esta entrada.
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