lunes, 2 de julio de 2018

Los penaltys tambien se entrenan: acabando con el mito de la lotería.

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  Punto de vista del jugador que lo va a lanzar.

La mentalidad de quien se pone frente al balón requiere contar con una perspectiva de oportunidad, considerarse como el afortunado al que se le concede la oportunidad de conseguir un gol. Sin embargo, muchas veces nos encontramos con jugadores que lo ven como una responsabilidad, una lotería…. incrementan la presión más aún si cabe en el temor a fallar, a decepcionar.
Como jugador el requisito primordial es querer lanzar el penalty, poseer determinación y autorregulación de las emociones para que éstas se mantengan a favor. En el momento de la ejecución incrementar la atención y la concentración, pensar en donde colocar el balón, controlar los tiempos, aprovechar la ventaja, disfrutar del dominio y la superioridad sobre el portero. Una mentalidad adecuada para el lanzamiento de un penalty se entrena de manera sistemática hasta alcanzar la dureza mental necesaria.



Comencemos por describir qué hacen los futbolistas. Generalmente una situación de penalti se produce en, o genera por sí misma, una situación de alta activación. El jugador encargado de ejecutar el lanzamiento suele ser un especialista o el jugador objeto de falta (exceptuando los penaltis que deciden las finales o la clasificación a otra ronda después de una prórroga). Éste, coloca cuidadosamente el balón sobre el punto de penalty, eligiendo un lugar estable y sin irregularidades, que garantice un golpeo certero. A partir de este momento, y hasta que el jugador golpea el balón, queda algo inexplorado para la mayoría de entrenadores y futbolistas. ¿En qué piensa el lanzador?, ¿qué pensamientos pueden ser molestos y cuáles pueden ayudar a concentrarse?, ¿a qué hay que atender?, ¿cómo hay que estar de activado?

·         Variables psicológicas que afectan al lanzador en los lanzamientos de penalty.

Entre las variables psicológicas que hay que controlar podemos distinguir dos grupos: las que influyen durante esta ejecución y otras cuyo ámbito es más amplio.
Entre las que influyen en la ejecución, principalmente debemos tener en cuenta:

La atención: si el jugador pasa demasiado tiempo mirando el entorno, la portería, o al portero (abierto a la estimulación externa), tiene mayor probabilidad de no concentrarse adecuadamente. En algunas ocasiones el portero puede ser el que, mediante alguna protesta, baile, movimientos… consiga desconcentrar al lanzador. Se debe entrenar al jugador para que domine la atención en cada instante anterior al lanzamiento. Su atención debe estar puesta simplemente en el balón, en la portería y en el lanzamiento que va a hacer: cómo va a golpear, hacia qué lugar de la portería, con qué potencia….


 Fijaos en cómo el jugador se desconcentra porque le están señalando con un láser en la cara y cómo protesta pero al momento se da cuenta de que eso no es lo que tiene que hacer en ese momento, cómo cambia su foco atencional en un instante y se vuelve a concentrar en lo importante en ese momento. No es una casualidad.

El nivel de activación: la situación que rodea a los penaltis, con frecuencia, suele ser dramática. Porque el resultado del equipo está en juego; porque se suele producir una situación de protestas durante unos minutos que acalora a los jugadores, técnicos y público. En estas situaciones de presión, el jugador debe entrenarse en regular su nivel de activación hasta un nivel óptimo. El jugador fallará probablemente tanto si está demasiado relajado como si está demasiado activado. Se conseguirá por ejemplo mediante una técnica de control de la respiración.



La autoconfianza: es la percepción del jugador de que es capaz de resolver la situación con éxito. Se debe basar en una percepción realista, desarrollada fundamentalmente a través del entrenamiento de las habilidades y la exposición a situaciones similares. En los penaltis, un exceso de confianza o una falsa confianza (cuando el jugador se expresa muy confiado pero en realidad no lo está tanto), probablemente acabarán en un error.

Entre las que influyen de forma más amplia tenemos, al menos, las siguientes:

La motivación: se pueden distinguir varios tipos de motivación, pero sintetizando, se puede decir que ésta debe ser la adecuada a la situación. Ni baja, ni excesiva. En principio, será más favorable si está orientada a conseguir el triunfo, permitiendo al jugador centrarse en la tarea en lugar de propiciar pensamientos relacionados con la posibilidad de derrota.

El estrés: la tensión que se va acumulando a lo largo de los partidos y los momentos posteriores, dentro y fuera del vestuario, sumada a la presión de los medios de comunicación, los contratos millonarios, etc., puede generar una alerta incontrolada, modificar el control del nivel de activación y alterar los ritmos de sueño, por ejemplo.

La cohesión del equipo: lo que la gente llama la unión del vestuario, en situaciones complicadas asegurará la percepción de que los compañeros estarán contigo, aunque el resultado sea malo. Si el ambiente es adecuado dentro del equipo, la rivalidad se convierte en una competencia sana y se regula el estrés percibido. La cohesión ejercerá de amortiguador en situaciones difíciles.
Un consejo: desarrollar una rutina de lanzamiento, que incluya el control de las variables psicológicas además de las físicas y técnicas, favorecerá el dominio de los penaltis en las situaciones adversas y, por tanto, una mayor probabilidad de éxito. Esto mismo es aplicable también al lanzamiento de faltas o córners (¿porqué creeis que Cristiano Ronaldo o la mayoría de especialistas cuentan siempre los mismos pasos, se colocan igual, hacen los mismos gestos, incluso hablan consigo mismos?).
Hacer siempre lo mismo, llevar a cabo una rutina y no cambiarla nunca da al jugador una sensación de confianza ya que, si lo he hecho miles de veces en los entrenamientos y mayoritariamente me ha salido bien, ¿qué va a cambiar ahora?

No sólo es importante mantener siempre la misma rutina. Otra técnica que usan los lanzadores es concentrarse tan sólo en la portería. Dejar fuera de la percepción el entorno, el árbitro, los compañeros, el portero rival, el sonido ambiente…. fijarse simplemente en la portería y en el balón. Al principio es complicado dejar de lado todo esto, pero con entrenamiento y manteniendo una técnica pulida la mayoría de balones acabarán muy cerca de los palos. Esto se denomina concentración reducida externa, puesto que la focalización de la atención estaba dirigida exclusivamente a la portería. Este tipo de concentración es fácilmente entrenable y por tanto mejorable.

“La estrategia óptima para los lanzadores de penaltis es coger un punto y tirar a él, ignorar al portero durante el proceso”, explicó el investigador del proyecto de un equipo de la Universidad de Exeter en Inglaterra sobre los lanzamientos de penalti, Greg Wood.

Estadísticas interesantes a la hora de lanzar o detener penaltis.

Ir a lanzar rápido el penalti (menos de 3 segundos) le da ventaja al lanzador, y retrasarlo mucho pone nervioso al portero (+ de 10 segundos).
Además de esto, esperar a que el portero se mueva incrementa las opciones del lanzador y una carrera de entre 4 y 6 pasos suele ser la más acertada.

Si miramos los penaltis desde una perspectiva estadística, el balance de penaltis marcados es mucho mayor que la de penaltis fallados: entre dos tercios y tres cuartos de los lanzamientos resultan en gol, de acuerdo con varios análisis realizados a un equipo puntero europeo. Pero, en contra de lo que se podría esperar, estas cifras dan una ventaja psicológica al portero. Si el penalti entra, la gente le dará una palmadita en la espalda y dirá “mala suerte”, porque muy pocos esperaban que lo parase. Si lo para, será aclamado y vitoreado. En otras palabras, toda la responsabilidad recae en el que lo tira.

También hay juegos mentales, como tomarse tiempo para preparar el tiro o distraer al lanzador haciendo diversos movimientos, bailes o incluso decirle al lanzador a donde te vas a lanzar. Hemos podido verlo en ésta edición del Mundial de Selecciones donde porteros como Subasic o Schmeichel se acercaban al lanzador mientras éste colocaba el balón y se ponían justo delante de él, impidiendo que el jugador visualizase la portería, dando la sensación de que el portero es muy grande y la portería muy pequeña…. O simplemente desconcentrándolo y sacándolo de su rutina habitual. Y hemos visto las consecuencias. En el mismo partido, cada uno detuvo 3 penaltys de 6 lanzamientos. 50% de acierto. Eso no es casualidad.

(Ver a partir de 0:50)

Incluso el color de la ropa se cree que puede ayudar: Petr Cech prefiere llevar una raya naranja brillante en su camiseta bajo la creencia de que atrae al oponente haciendo más probable que disparen a donde está él.
¿Por qué? Por lo que nos transmiten los colores. Por ejemplo el rojo se asocia con peligro, dominación o ira, y en momentos de estrés ponemos más atención a nuestro entorno, según la teoría.

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