Punto de
vista del jugador que lo va a lanzar.
La
mentalidad de quien se pone frente al balón requiere contar con una perspectiva de oportunidad,
considerarse como el afortunado al que se le concede la oportunidad de
conseguir un gol. Sin embargo, muchas veces nos encontramos con jugadores que
lo ven como una responsabilidad, una lotería…. incrementan la presión más aún
si cabe en el temor a fallar, a decepcionar.
Como jugador el requisito primordial es
querer lanzar el penalty, poseer determinación
y autorregulación de las emociones para que éstas se mantengan a favor. En
el momento de la ejecución incrementar
la atención y la concentración, pensar en donde colocar el balón, controlar
los tiempos, aprovechar la ventaja, disfrutar del dominio y la superioridad
sobre el portero. Una mentalidad adecuada para el lanzamiento de un penalty se
entrena de manera sistemática hasta alcanzar la dureza mental necesaria.
Comencemos por describir qué hacen los futbolistas.
Generalmente una situación de penalti se produce en, o genera por sí misma, una
situación de alta activación. El jugador encargado de ejecutar el lanzamiento
suele ser un especialista o el jugador objeto de falta (exceptuando los
penaltis que deciden las finales o la clasificación a otra ronda después de una
prórroga). Éste, coloca cuidadosamente el balón sobre el punto de penalty,
eligiendo un lugar estable y sin irregularidades, que garantice un golpeo
certero. A partir de este momento, y hasta que el jugador golpea el balón,
queda algo inexplorado para la mayoría de entrenadores y futbolistas. ¿En qué piensa el lanzador?, ¿qué
pensamientos pueden ser molestos y cuáles pueden ayudar a concentrarse?, ¿a qué
hay que atender?, ¿cómo hay que estar de activado?
·
Variables psicológicas que afectan al lanzador en los lanzamientos de
penalty.
Entre las variables psicológicas que hay que controlar
podemos distinguir dos grupos: las que influyen durante esta ejecución y otras
cuyo ámbito es más amplio.
Entre las que
influyen en la ejecución, principalmente debemos tener en cuenta:
La atención: si el
jugador pasa demasiado tiempo mirando el entorno, la portería, o al portero
(abierto a la estimulación externa), tiene mayor probabilidad de no
concentrarse adecuadamente. En algunas ocasiones el portero puede ser el que,
mediante alguna protesta, baile, movimientos… consiga desconcentrar al lanzador.
Se debe entrenar al jugador para que domine la atención en cada instante
anterior al lanzamiento. Su atención debe estar puesta simplemente en el balón,
en la portería y en el lanzamiento que va a hacer: cómo va a golpear, hacia qué
lugar de la portería, con qué potencia….
Fijaos en cómo el jugador se desconcentra porque le están señalando con un láser en la cara y cómo protesta pero al momento se da cuenta de que eso no es lo que tiene que hacer en ese momento, cómo cambia su foco atencional en un instante y se vuelve a concentrar en lo importante en ese momento. No es una casualidad.
El nivel de activación: la situación que rodea a los penaltis, con
frecuencia, suele ser dramática. Porque el resultado del equipo está en juego;
porque se suele producir una situación de protestas durante unos minutos que
acalora a los jugadores, técnicos y público. En estas situaciones de presión,
el jugador debe entrenarse en regular su nivel de activación hasta un nivel
óptimo. El jugador fallará probablemente tanto si está demasiado relajado como
si está demasiado activado. Se conseguirá por ejemplo mediante una técnica de
control de la respiración.
La autoconfianza: es la percepción del jugador de que es capaz de
resolver la situación con éxito. Se debe basar en una percepción realista,
desarrollada fundamentalmente a través del entrenamiento de las habilidades y
la exposición a situaciones similares. En los penaltis, un exceso de confianza
o una falsa confianza (cuando el jugador se expresa muy confiado pero en
realidad no lo está tanto), probablemente acabarán en un error.
Entre las
que influyen de forma más amplia tenemos, al
menos, las siguientes:
La motivación: se pueden distinguir varios tipos de motivación,
pero sintetizando, se puede decir que ésta debe ser la adecuada a la situación.
Ni baja, ni excesiva. En principio, será más favorable si está orientada a
conseguir el triunfo, permitiendo al jugador centrarse en la tarea en lugar de
propiciar pensamientos relacionados con la posibilidad de derrota.
El estrés: la tensión que se va acumulando a lo largo de los
partidos y los momentos posteriores, dentro y fuera del vestuario, sumada a la
presión de los medios de comunicación, los contratos millonarios, etc., puede
generar una alerta incontrolada, modificar el control del nivel de activación y
alterar los ritmos de sueño, por ejemplo.
La cohesión del equipo: lo que la gente llama la unión del vestuario, en
situaciones complicadas asegurará la percepción de que los compañeros estarán
contigo, aunque el resultado sea malo. Si el ambiente es adecuado dentro del
equipo, la rivalidad se convierte en una competencia sana y se regula el estrés
percibido. La cohesión ejercerá de amortiguador en situaciones difíciles.
Un consejo: desarrollar una rutina de
lanzamiento, que incluya el control de las variables psicológicas
además de las físicas y técnicas, favorecerá el dominio de los penaltis en las
situaciones adversas y, por tanto, una mayor probabilidad de éxito. Esto mismo
es aplicable también al lanzamiento de faltas o córners (¿porqué creeis
que Cristiano Ronaldo o la mayoría de especialistas cuentan siempre los mismos
pasos, se colocan igual, hacen los mismos gestos, incluso hablan consigo
mismos?).
Hacer siempre lo mismo, llevar a cabo una rutina y no cambiarla nunca da al
jugador una sensación de confianza ya que, si lo he hecho miles de veces en
los entrenamientos y mayoritariamente me ha salido bien, ¿qué va a cambiar
ahora?
No sólo es importante mantener siempre la misma
rutina. Otra técnica que usan los lanzadores es concentrarse tan sólo en la
portería. Dejar fuera de la percepción el entorno, el árbitro, los
compañeros, el portero rival, el sonido ambiente…. fijarse simplemente en la
portería y en el balón. Al principio es complicado dejar de lado todo esto,
pero con entrenamiento y manteniendo una técnica pulida la mayoría de balones acabarán
muy cerca de los palos. Esto se denomina concentración
reducida externa, puesto que la focalización de la atención estaba dirigida
exclusivamente a la portería. Este tipo de concentración es fácilmente
entrenable y por tanto mejorable.
“La estrategia óptima para los lanzadores de penaltis
es coger un punto y tirar a él, ignorar al portero durante el proceso”, explicó
el investigador del proyecto de un equipo de la Universidad de Exeter en
Inglaterra sobre los lanzamientos de penalti, Greg Wood.
Estadísticas interesantes a la hora
de lanzar o detener penaltis.
Ir a lanzar
rápido el penalti (menos de 3 segundos) le da ventaja al lanzador, y retrasarlo
mucho pone nervioso al portero (+ de 10 segundos).
Además de
esto, esperar a que el portero se mueva incrementa las opciones del lanzador y
una carrera de entre 4 y 6 pasos suele ser la más acertada.
Si miramos los penaltis desde una perspectiva
estadística, el balance de penaltis marcados es mucho mayor que la de
penaltis fallados: entre dos tercios y tres cuartos de los lanzamientos
resultan en gol, de acuerdo con varios análisis realizados a un equipo puntero
europeo. Pero, en contra de lo que se podría esperar, estas cifras dan una
ventaja psicológica al portero. Si el penalti entra, la gente le dará una
palmadita en la espalda y dirá “mala suerte”, porque muy pocos esperaban que lo
parase. Si lo para, será aclamado y vitoreado. En otras palabras, toda la
responsabilidad recae en el que lo tira.
También hay juegos
mentales, como tomarse tiempo para preparar el tiro o distraer al lanzador
haciendo diversos movimientos, bailes o incluso decirle al lanzador a donde te
vas a lanzar. Hemos podido verlo en ésta edición del Mundial de Selecciones
donde porteros como Subasic o Schmeichel se acercaban al lanzador mientras éste
colocaba el balón y se ponían justo delante de él, impidiendo que el jugador visualizase
la portería, dando la sensación de que el portero es muy grande y la portería
muy pequeña…. O simplemente desconcentrándolo y sacándolo de su rutina habitual.
Y hemos visto las consecuencias. En el mismo partido, cada uno detuvo 3
penaltys de 6 lanzamientos. 50% de acierto. Eso no es casualidad.
(Ver a partir de 0:50)
Incluso el color de la ropa se cree que puede ayudar:
Petr Cech prefiere llevar una raya naranja brillante en su camiseta bajo la
creencia de que atrae al oponente haciendo más probable que disparen a donde
está él.
¿Por qué? Por lo que nos transmiten los colores. Por
ejemplo el rojo se asocia con peligro, dominación o ira, y en momentos de
estrés ponemos más atención a nuestro entorno, según la teoría.
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