Un jugador cuando sale al campo de fútbol tiene que sentir
que es invencible, que no hay nada que pueda herirlo o quebrar su confianza.
Tenemos que generar una coraza a su alrededor
a través de los entrenamientos semanales y de la confianza que obtiene
en los partidos y con sus compañeros.
Tiene que sentir que realmente cuando entra al campo nadie
puede pararlo, sentirse poderoso. Si el equipo rival es capaz de hacer un
agujero en esa coraza que tiene nuestro futbolista, o tras varios partidos
seguidos el jugador no es capaz de jugar al nivel esperado , tenemos que buscar
la manera de volver a ponerle esa coraza, no dejar que el jugador salga al
campo "a pecho descubierto", sintiéndose inseguro de lo que es capaz
de hacer.
Lo que no debemos hacer es facilitar al rival su tarea,
haciendo que nuestro jugador salga sin esa coraza, quedando expuesto no sólo a
lo que haga el rival, sino también a las decisiones del árbitro, público,
incluso de nuestro propio entrenador. Durante la semana en los entrenamientos tenemos que ser capaces de generar esa confianza,
desarrollando tareas que permitan al jugador mostrar sus puntos fuertes y
minimizar o corregir sus puntos débiles, para que sienta que la balanza
siempre es positiva.
Hay que saber diferenciar
también entre que el jugador llegue con confianza en lo que puede y tiene que
hacer el domingo, y que llegue con un exceso de confianza, lo cual puede
hacer que el jugador se relaje y no rinda al 100%.
Hacer creer al
jugador que si hace lo que tú lo pides, dándole las instrucciones necesarias,
va a tener éxito el fin de semana,
haciendo que desarrolle esa coraza. Lo que debemos evitar también es darle
demasiadas instrucciones, ya que al final no estará tan concentrado como debe
en el juego en sí, si no en todas las instrucciones que le has dado, olvidando
una parte importante en el juego: JUGAR. Debemos evitar "machacar"
una y otra vez a un deportista durante una competición o un partido. Corregirle
si, pero no gritarle cada vez que toca un balón o corregirle cada acción. Saber
dar feedback es fundamental para generar esa coraza.
Además de que intervenir
demasiado con un deportista durante un partido acaba desviando su atención del
partido al banquillo, generando incluso cierto miedo al error o al fallo,
haciendo que lleve a cabo tan sólo acciones fáciles y sin dificultad.
Pero ¿qué es la atención? Pues es la
habilidad para dirigir nuestra energía mental hacia aquello que realmente es
útil para lograr los resultados. Supongamos, por ejemplo, que la atención es
una bolsa con 100 pistolas:
- La atención es la habilidad para apuntar hacia el blanco que queremos disparar. Por ejemplo: atender al jugador que se aproxima con el balón.
- Y la concentración en la habilidad para mantener esas pistolas apuntando al blanco durante un tiempo prolongado (lo que provoca un desgaste tremendo y sólo se puede conseguir en momentos de corta duración como un penalti o el lanzamiento de una falta).
La atención es fundamental para el rendimiento. En función
de a qué estás atendiendo sentirás, pensarás y harás. Por lo tanto, tu
actuación y, consecuentemente, tu resultado, dependerá de cómo manejes tu foco
de atención.
¿Hacia dónde están apuntando tus “pistolas de atención”?
Por ejemplo: si va a empezar el partido y estoy dirigiendo 20
pistolas hacia el partido anterior que me salió mal (¡¡20% de mi atención!!);
otras 15 pistolas hacia el entrenador al que temo que me vaya a cambiar si no
lo hago bien y no vuelva a ponerme de titular (¡¡15% de mi atención!!);
otras 10 pistolas hacia ese rival al que le tengo muchas ganas (¡¡10%!!) y
otras 20 a que no puedo cometer errores. Recuerda:
debemos pensar en lo que queremos no en lo que no queremos, pues el cuerpo
sentirá en función de lo que pensemos ¿recuerdas la muerte de un ser
querido? ¿Cómo te sientes recordándolo? ¿Así estás preparado para correr los
100 metros más explosivos de tu vida? Probablemente no, porque no sabes manejar
tu atención con estrategia y eficacia.
Siguiendo este
ejemplo empezarías el partido con sólo un 35% de tus “pistolas de atención”
en el juego. ¿Estando al 35% de tu
capacidad de rendimiento eres capaz de alcanzar el máximo rendimiento? NO.
Por otro lado, durante
el partido es muy frecuente que tus pistolas de atención se dirijan a los errores
que estás cometiendo y entres en una bola de nieve de errores que conduzca al
caos.
Y al final del
partido también es muy frecuente que tus pistolas de atención se dirijan de
nuevo al partido que acaba de pasar y tu recuperación física y psicológica
se vea perjudicada (porque seguimos
jugando el partido de forma “virtual”.
Al fin y al cabo está demostrado que necesitamos un balance de 3 acciones positivas o recuerdos positivos
por cada acción o recuerdo negativo para
valorar un partido, un día o una competición como positiva. Así que ya sabes, toma nota de cada vez que haces algo bien, toma nota de cada vez
que sientes que estás mejorando en algo para no olvidarlo y ser capaz de hacer
un buen balance.
Para ello el deportista debe
archivar en su memoria todas las experiencias triunfales, sobre todo
aquellas que supusieron la superación de adversidades y demandaron de él ese
“extra” de resistencia y capacidad de sufrimiento. Sin embargo lo difícil no es recopilar todas esas
experiencias sino actualizarlas en nuestra memoria en momentos en que nuestra
atención está sometida a la tentación de muchos distractores: el error que
se acaba de cometer, el marcador en desventaja, el cansancio, el miedo que se
siente visualizando una posible derrota, un rifirrafe con un rival, etc.
La principal virtud del deportista competitivo es que es
capaz de recordar o visualizar con gran detalle lo que ha de hacer aun en
situaciones críticas. De manera que suponga una cadena de instrucciones a
seguir y nunca un deseo general o abstracto:
Por ejemplo:
¡Puedo hacerlo, ya lo hice aquel día! Debe ser sustituido por: Voy
a hacer esto, esto y esto de esta manera, tal como lo hice en aquella ocasión
que tuve éxito.
Página web utilizada: http://www.futboldecabeza.com/
Buenos dias.
ResponderEliminarHe leído este texto y es exactamente lo que le pasa a mi hijo.Juega en un equipo muy fuerte y desde que llegó se ha sentido menos que los demás.Venia de otro equipo en el que era el capitan y tenía un nivel excelente.Al llegar lo cambiaron de posición y encima el entrenador no dejaba de darle instrucciones e incluso de contar y decirle las veces que iba fallando en el partido.Le vemos con la autoestima muy baja y poca ilusion.Luego le preguntas a él y dice que está bien.Tiene muy buenas condiciones y fisico (dicho por muchos entrenadores) pero no acaba de arrancar..¿debemos de cambiarlo de club o esperar que lo desciendan de categoria osea..al equipo B o C?
Su hermano juega en otra categoria pero en le mismo club...¿seria otro inconveniente?