miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Cómo puede ayudar un psicólogo deportivo durante una lesión?

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Hola a tod@s. Hoy la entrada va a ir referida a como se afronta desde la psicología deportiva la lesión de un deportista. Este es un tema muy importante porque se asume que el deportista va a entrar en un estado depresivo debido a la incapacidad para realizar la práctica deportiva habitual, pensamiento de no volver a ser el mismo…. y dependiendo incluso del tipo de lesión o de si ha recaído o no puede pensar incluso en dejar el deporte que está practicando. Por eso creo que a pesar de que considero muy importantes la mayoría de técnicas psicológicas que he explicado hasta ahora, esta es una entrada muy importante ya que entiendo que es cuando un deportista lo pasa peor mentalmente y un psicólogo deportivo puede ser de mucha ayuda a la hora de establecer objetivos, mantener el positivismo pero siendo realistas….
No voy a extenderme en el uso de las técnicas que se usan porque muchas de ellas ya las he descrito en entradas anteriores (relajación, visualización, establecimiento de objetivos...) pero sí voy a intentar dejar claro el proceso a seguir.

EL ROL DEL PSICÓLOGO EN LAS LESIONES DEPORTIVAS

La lesión del deportista conlleva unas necesidades de recuperación, de readaptación y de apoyo social tan específicas que se hace imprescindible conocer las características personales, sociales y situacionales del sujeto.
El psicólogo deportivo debe tener una buena formación en psicología de la salud, ya que, en la prevención de lesiones, debe estar más cerca del bienestar de la comunidad deportiva que de la intervención individual.
Para intervenir en la fase de postlesión, es necesario tener conocimientos de clínica, ya que resulta imprescindible una visión individual del proceso de curación y de rehabilitación del deportista.

En resumen, el especialista en psicología de la lesión deportiva deberá tener una formación importante en dos especialidades: Deporte y salud.

Algunos atletas consideran las lesiones como algo desastroso, algo que da al traste con sus ilusiones; otros la ven como un alivio, como una forma de interrumpir los entrenamientos; y algunos como una excusa para eludir sus responsabilidades o, incluso, como un pretexto para retirarse.




·         Kubler-Ross (1969), en su respuesta de reacción al dolor, nos describen la reacción habitual ante las lesiones derivadas del deporte:

a.- Negación. En pleno shock, los deportistas se niegan a creer lo que les ha ocurrido y tienden a restarle importancia a la lesión.
b.- Cólera. Una vez que la realidad se impone, la furia sustituye a la negación (se castigan a sí mismos y a los que les rodean).
c.- Negociación. El atleta lesionado trata de racionalizar para eludir la realidad de la situación (me esforzaré más en el futuro, no volveré a arriesgar, seré más amable, etc.).
d.- Depresión. Se instala plenamente el reconocimiento de la lesión y sus consecuencias. El atleta experimenta una gran incertidumbre respecto a su actividad futura y, con frecuencia, sobreviene un estado depresivo.

OTRAS REACCIONES A LAS LESIONES DEPORTIVAS

·         Pérdida de identidad. Cuando los deportistas dejan de participar en la competición a causa de una lesión, suelen experimentar una pérdida de identidad, muy significativa en personas que se definen a sí mismas tan sólo a través del deporte.

·         Miedo y ansiedad. Al atleta le preocupa su reestablecimiento, la recaída y, especialmente, si alguien ocupará su puesto definitivamente (dado que no pueden participar ni competir, tienen mucho tiempo para pensar).

·        Falta de confianza. Dada su limitación para participar y competir, así como el deterioro de su forma física, los deportistas pueden perder confianza, pérdida que se traduce en un descenso de la motivación, un rendimiento inferior o una lesión adiccional.

·         Disminución del rendimiento. Debido a la debilitación de la confianza y a la pérdida de tiempo de entrenamiento, los atletas pueden experimentar declives en su rendimiento posterior.

ESTRATEGIAS PARA LA MEJOR RECUPERACIÓN DE LAS LESIONES

Un psicólogo deportivo necesita recursos de diagnóstico que le permita pronosticar las muestras de deportistas que presentan mayor probabilidad de lesión, a fin de intervenir tanto a nivel preventivo como postlesional.



ü  INTERVENCIÓN PREVENTIVA.

Dado el beneficio psicológico y económico que representa, cualquier propuesta de     intervención debe resaltar la importancia de la prevención más que de la intervención.
Para elaborar una propuesta exitosa de trabajo de prevención, es necesario conocer los factores que predisponen al deportista a sufrir lesiones, para así poder incidir sobre ellos con eficacia. A saber:

l  Factores médico-fisiológicos (estructura bio-fisiológica del deportista).
l  Factores Psicológicos (personalidad, atención, motivación, estrés, etc.).
l  Factores deportivos (banquillo, burnout, responsabilidad, etc.).

ü  INTERVENCIÓN POSTLESIONAL

Una de las tareas del Psicólogo deportivo es ayudar al deportista a recuperarse y a soportar mejor la carga que representa un período más o menos largo de recuperación funcional.
Tras una lesión, uno de los objetivos prioritarios de la intervención es conseguir que el deportista controle su ansiedad, tenga confianza en los médicos y mantenga su motivación, sólo así podrá desarrollar el programa de recuperación que se le plantee, y que, en algunos momentos, va a resultar doloroso, monótono, pesado y poco esperanzador.
En la intervención postlesional hay que diferenciar dos fases que van a marcar la actuación del profesional de la psicología:



a) La fase de inmovilización. Se caracteriza por la enorme presión que soporta el atleta, la visión negativa de su recuperación y la presencia de dolor. Suele durar de uno a cinco días con o sin hospitalización y de un período posterior de convalecencia.

Las estrategias psicológicas a trabajar en esta fase son:

                                                i. Comunicación (saber hablar/saber escuchar). Trabajar con el equipo médico para que sepa dar la información suficiente sobre la lesión y sepa escuchar las dudas que el deportista plantee.
                                                ii. Relajación. Son las técnicas que mejor van a ayudar al deportista a soportar los malos momentos (dolor, dudas), ya que le permiten tener un cierto control de sus niveles de activación.
                                                iii. Imaginería. Combinar ejercicios de relajación con visualizaciones imaginadas de la zona lesionada a partir de la información médica dada (ya he hablado de estos beneficios en la entrada referida a visualización).
                                                 iv. Establecimiento de objetivos. Trabajar las zonas corporales no lesionadas con objeto       de no perder potencial atlético (frecuencia de visitas al gimnasio, ejercicios a realizar, fuerza y resistencia durante las sesiones, etc.).

b) La fase de movilización. Se caracteriza por el trabajo físico intenso y la recuperación progresiva de los niveles de funcionalidad motora. Es un período de trabajo más largo que el de la fase de inmovilización.

Según la zona lesionada, diferenciamos tres momentos de trabajo:

                                                i. Recuperación. Período de tiempo relacionado con la mejora del músculo-articulación que ha sufrido el traumatismo. Se trabaja el control del estrés y del dolor, la motivación, la autoconfianza y la preparación física del resto del cuerpo.
                                                ii.  Readaptación. Período de trabajo relacionado con la mejora de la cualidad física perdida por la lesión (motivación, concentración y actitud positiva).
                                                iii.  Reentrenamiento. Período de trabajo orientado a recuperar el nivel de la habilidad deportiva descompensado por el tiempo de inactividad (perder el miedo al fracaso, olvidar la lesión y aumentar el trabajo).

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