miércoles, 21 de enero de 2015

Las malas rachas.

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Todos los equipos deportivos o jugadores individualmente pasan por malas rachas. Equipos grandes que sufren 2 derrotas seguidas junto con una crisis de juego o equipos más modestos que pasan por fases en la temporada donde sumar de 3 en 3 se convierte en casi una utopía. Muchas veces incluso sin que el juego del equipo refrende estos resultados: haciendo buenos partidos y mereciendo algo más, las cosas por unos u otros motivos no acaban saliendo y acabas sufriendo otra derrota.
Salir de la mala racha para cualquier deportista supone una vuelta al pasado, ir a esa caja con todos tus recuerdos donde guardas aquellas situaciones donde fuiste capaz de superar situaciones similares a las actuales y donde has sido capaz de hacer bien tu trabajo. Es una manera de decirle a tu cabeza que tras tanta nube negra, el sol aún sigue ahí detrás, ya que la autoestima decae, la mente se nubla y ya ni te acuerdas de todo lo que de verdad eres capaz.

- La confianza ayuda sentirse capaz y así proceder a buscar, aportar e implementar soluciones. Desde el inmovilismo la situación no mejora. Y debemos tener en cuenta que a lo que popularmente llamamos “confiarse”; que consiste en esperar que con lo que hacemos ya basta porqué creemos que es más que suficiente.
Otro aspecto a tener en cuenta, cuando analizamos la situación, es que los resultados no suelen ser consecuencia de lo que hace un equipo solamente, sino de lo que hacen y no hacen dos equipos que compiten sobre el terreno de juego. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que existe siempre un rival y que el resultado no depende al 100% de nosotros.



¿A qué puede ser debida una racha negativa?
Podemos decir que cuando cometemos errores repetidos de los que no somos conscientes solemos entrar en una mala racha. Una dinámica negativa no es el reflejo de una única causa, sino de la confluencia de varias.
En este sentido es importante analizar el juego del equipo sí, pero también el plan de entrenamiento seguido y lo sucedido durante la semana. Podemos seguir un plan de 7 pasos:

1.- Aceptar la situación que se está produciendo
-Reconocer y compartir la situación con el equipo. Si no somos conscientes de ella no podremos atajar el problema, dado que en nuestra realidad éste no existe.
-Considerar la situación como una oportunidad de aprendizaje y mejora para el equipo.
2.- Saber exactamente qué tenemos que hacer para ganar.
-Identificar qué hacemos cuando ganamos y cómo lo hacemos.
-Saber cuál es el nivel competitivo mínimo necesario del equipo para poder optar a ganar. Si sobre un límite de 100, nuestro equipo consideramos que rinde al 75%, y que nuestro rival lo hace entorno al 95%, está claro que tenemos que incrementar nuestro intensidad de trabajo y exigencia para subir nuestro nivel competitivo (cosa que se hace en los entrenamientos).
-Tomar consciencia de cuáles son nuestros puntos fuertes para trabajar a partir de ellos.
3.- Analizar la situación actual
-Analizar qué sí funciona (establecer lo que parece que sí que nos está funcionando).
-Detectar dónde, cómo y cuándo aparecen los errores (¿en el medio campo?, ¿al inicio de la 2º parte?, ¿con la interactuación de dos jugadores concretos?, etc.)
-Compartir las percepciones e intuiciones entre los componentes del staff técnico para abrir puntos de vista y análisis diferentes que nos enriquezcan.
-Consultar con asesores externos para que puedan aportar una visión des de otro punto de vista.
4.- Explorar nuevas posibilidades que puedan suponer una mejora
-Recordar qué soluciones llevamos a cabo en situaciones parecidas del pasado y porqué funcionaron.
-Analizar qué soluciones adoptaron otros en situaciones parecidas y porqué les pudo funcionar.
-Investigar cómo trabaja y entrenan nuestros adversarios para poder incorporar y mejorar lo que ellos ya hacen.
-Explorar nuevas alternativas.
-Consultar con un asesor externo al equipo.
5.- Implementar cambios que supongan una mejora
-Mantener lo que pensamos que sí funciona y nos beneficia.
-Hacer los cambios que puedan suponer una mejora y mayor beneficio para el equipo.
6.- Motivar y liderar al equipo transmitiendo la posibilidad del cambio con consignas claras y específicas
-Creer en los cambios a implementar a la vez que mostramos nuestro compromiso y confianza para su solución.
-Transmitir confianza en el equipo, emociones positivas y la posibilidad del cambio en la situación. Desde la negatividad el bloqueo será más difícil de superar.
-Buscar ejemplos de éxito y transmitirlos al equipo de situaciones parecidas vividas por otros anteriormente.
-Liderar desde la confianza y la serenidad  proactiva, transmitiendo a la vez las consecuencias en caso de no haber cambio.
7.- Perseverar y mantener un ritmo de trabajo constante para que puedan llegar los resultados esperados
-Transmitir nuestro compromiso y conseguir el compromiso del equipo para el cambio.
-Trabajar a un alto nivel de compromiso, intensidad y exigencia.



Y… ¿con la victoria se resuelve la situación?

No podemos caer en la trampa de pensar que ante una mala racha, una victoria nos dará la confianza necesaria para salir de la situación o que ésta ya ha terminado, dado que significa que nuestra confianza depende de un factor que no depende al 100% de nosotros mismos. Fijar la confianza en función de un factor externo puede llevarnos a entrar nuevamente a otra mala racha o a reprender la que se estaba viviendo. Trabajo constante, espíritu de crecimiento e intensidad serán necesarios para seguir desarrollando al equipo.
Hay que considerar que aceptar el error desde la humildad y la ilusión para aprender y mejorar es una de las características de los deportistas de alto rendimiento. Saben que una victoria no cambia nada, sino que son sus acciones, sus aprendizajes (a partir de la detección del error) y sus estados mentales los que consiguen generar las condiciones necesarias para salir, en este caso, de una mala racha.

Y esto último nos lleva a que de nada  sirve la confianza si no hay autocrítica. Y reconocer los errores no tiene porque minar la seguridad en ti mismo. Somos un cúmulo de habilidades y capacidades. Que hayas fallado en algunas no te convierte en un error de deportista. Sin embargo, hay que ser sinceros. Esconder la cabeza o no ser humildes y admitir, no te hace daño más que a ti mismo. Al fin y al cabo…¿Qué hay que nos haga sentirnos más orgullosos que sacar al equipo de una mala racha?


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