Delanteros. Una raza extraña dentro de los propios
futbolistas. Suelen ser a los que primero se señala cuando un equipo pierde si
ha tenido alguna ocasión clara de gol. Suelen ser los únicos futbolistas que
pueden vivir de una sola acción: el remate a gol.
Gol. Esa gran palabra que
apasiona y que asusta a los delanteros a partes iguales. La función principal de un delantero suele ser la de marcar goles
para el equipo, finalizar las jugadas que genera el equipo. Dependiendo del
estilo de juego del equipo tendrá unas responsabilidades u otras pero el gol
siempre es una de ellas. Cuando el equipo gana no pasa nada porque no haya
marcado, pero es cuando el equipo pierde y el no marca o incluso tiene un mal
rendimiento fallando ocasiones que parecían más difíciles de fallar que de
marcar, cuando todo el entorno señala al
deportista: parte del público
te silba e incluso aplauden tu sustitución, las redes sociales se llenan de
mensajes pidiendo tu salida del 11 titular o incluso se llenan de mensajes de
mofa hacia tus fallos. Los medios de comunicación incluso te señalan como el gran
culpable del mal resultado, puedes ver como las portadas se llenan de posibles
sustitutos para el año siguiente…. Es algo que está muy al día en los equipos
más grandes del mundo y en menor medida mediática en equipos más humildes.
A pesar del apoyo de tu entrenador tanto en sus declaraciones como en
el hecho de seguir contando contigo, parece obvio que pasas por un mal momento.
La ausencia continuada de goles, y más cuando se fallan ocasiones claras y el
público y los medios lo destacan, te provocan una ansiedad tremenda. Se supone
que estás ahí para marcar goles, y aunque tus funciones abarcan otros aspectos,
el gol es lo te ha llevado a la fama y es lo que te da confianza, la razón
principal, por la que sales al campo.
La mayoría de delanteros del mundo pasan por malas rachas estando
varios partidos sin marcar, y aquí no se libran ni los mejores del mundo ni los
jugadores de ligas regionales. Como algunos ejemplos claros tenemos a
Gonzalo Higuaín y Karim Benzemá en el R.Madrid en distintas épocas, Samuel
Eto´o en el F.C.Barcelona cuando su ansiedad por marcar le hizo perder un
trofeo pichichi ante Diego Forlán, Alexis Sánchez el cual el año pasado fallaba
muchas ocasiones muy claras y este año lleva ya 17 goles en liga sin jugar como
delantero…
Proceso por el que pasa un
delantero con ansiedad de marcar.
·
Al
principio te disgustas porque no marcas goles, y te propones cambiar la mala
racha en el siguiente partido. Te pones como objetivo marcar un gol y te
convences a ti mismo de que lo conseguirás. Muchas veces además recibes
comentarios de tus compañeros , e incluso del propio entrenador o alguno de sus
ayudantes, del tipo de “hoy marcas seguro” con toda la mejor intención por su
parte. Esto acaba favoreciendo una obsesión exagerada por conseguir el
gol, en detrimento de atender a las acciones propias que aumentan la
probabilidad de lograrlo. Es decir, estás tan pendiente de marcar goles que no
te concentras en las acciones o la
conducta que te llevarán a él: olvidas o
relegas lo que tienes que hacer para alcanzarlo, como hacer apoyos constantes,
desmarques, moverte constantemente, presionar, tener presencia en el área, dar
una salida segura a sus compañeros… con
lo que la probabilidad del gol en lugar de aumentar, disminuye.
·
Si no
marcas, la ansiedad aumenta, y con ello el agarrotamiento mental y físico. Así
lees peor el partido, tomarás peores decisiones y ejecutarás deficientemente
las acciones, sobre todo cuando se trate de definir. ¿El resultado? Errores y
más errores y la cadena con la que empezamos el artículo se va haciendo más
grande.
·
La
situación empeora. El siguiente partido se convierte en una especie de examen donde
tienes que marcar; te conjuras para que así sea pero cuanto más te empeñas, la
ansiedad aumenta, tu rendimiento es cada vez peor y la ansiedad aumenta aún
más, sobre todo cuando se presentan buenas oportunidades para marcar. La
ocasión es muy clara y, de alguna manera, tu cabeza la percibe como la gran
oportunidad que estabas esperando y romper la racha… pero ese ansia te
traiciona por distintos motivos: calcular
mal, el bote del balón, el tipo de
golpeo, dirigirla mal… y al final esa expectativa que tenías se ha vuelto en tu
contra.
“Tranquilo, es una mala racha… en cuanto marques uno o dos goles se
acaba”. Curiosamente la mejor solución
en estos casos pasa por pensar lo
menos posible en esa mala racha: cuanto menos te obsesiones con el gol, más
probable será que lo consigas. Concentrarte en todo lo que haces de forma
habitual, concentrarte en la ejecución
de las acciones y no en el resultado
de esas acciones ya que el resultado no
depende sólo de ti: puedes hacer un disparo muy bueno y que el
portero la pare, puedes hacer un centro perfecto al que no llegue a rematar tu
compañero….
¿Cómo lograrlo?
1. Un delantero debe aceptar que las malas rachas existen. No puedes
marcar siempre. Si tienes una estadística de un gol cada 3 partidos, no debes
disgustarte por no marcar todos los fines de semana: piensa que lo raro sería que marcases siempre.
2. Concentrarte en las acciones
que te llevarán a marcar goles y no tanto en el resultado de estas acciones.
Es más importante que te concentres en los movimientos que tiene que hacer un
delantero en tu equipo y además centrarte
en acciones que ayuden al equipo y cuyo objetivo directo no sea marcar gol
( presionar a un contrario para recuperar el balón). Para esto puede ser útil
que tengas algunas palabras clave que te lleven a guiar tu atención a estas
acciones.
3. Intenta no focalizar tu atención en los posibles silbidos del
público: cuando no tengas el balón en tu poder, mantenerte concentrado en dónde
está el balón, como se mueve tu equipo, como se posiciona el equipo rival…. te
ayudará a alejar la atención de estos
factores externos. Una técnica como la parada de pensamiento o las
autoinstrucciones pueden ser efectivas para cambiar el foco atencional.
4. El sesgo atencional consiste en dar vueltas
a los pensamientos amenazantes la mayor parte del tiempo. Por ejemplo pensar el
90 por ciento del tiempo cosas como: "y si perdemos", "y
si fallo", "y si.... sucede lo peor". El sesgo interpretativo
consiste en magnificar las consecuencias negativas de un posible error, estimar
en exceso la probabilidad de cometerlo. Pensar que hay pocas probabilidades de
éxito cuando vas a saltar a rematar de cabeza. Por tanto tenemos que intentar desviar nuestros pensamientos hacia el
juego y no hacia el futuro o hacia la probabilidad. Concentrarte en aquello que has repetido miles de veces en los
entrenamientos y que te han llevado a estar donde estás en ese momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario